viernes, 11 de julio de 2008

TERUEL EXISTÍA

Recuerdo con cariño esa excursión, como ya ha comentado algún compañero la hicimos en 6º de EGB.
Era un día de primavera, aunque no puedo precisar el mes. Un autobús de Oficar nos esperaba aparcado en la puerta. Todos llevábamos una bolsa o mochila con el bocata de turno, nuestra madres como buenas madres nos daban los últimos consejos……..aquí tengo que meter el comentario que dejo Pinto: “yo llevaba en el calcetín guardado un paquete de fortuna que le birlé a mi padre en el quiosco, y mi madre al subir al autobús me cacheo y me coloco el dichoso paquete de tabaco jejejeje
En los asientos de atrás, como no podía ser de otra forma se sentaron los más gamberros. Estábamos nerviosos, para nosotros Teruel era como ir Rusia, acostumbrados a realizar excursiones tipo Zoo, museo de Ciencias Naturales o el Circo de TVE, Teruel sonaba hasta exótico. También contribuyó a ello, la despedida de nuestras madres, parecía que nos íbamos a la guerra, ¡que te portes bien¡ ¡que te comas el bocadillo¡ ¡no te gastes el dinero en guarrerias¡. El viaje se nos hizo largísimo, todavía hoy en día ir a Teruel es la leche, así que en el 80 con la mierda de carreteras que teniamos, el viaje era como una procesión. Cantamos todas las canciones del repertorio habitual. “pican pican los mosquitos” “un flecha en un campamento” “para ser conductor de primera”…..de vez en cuando se oía un “cuanto falta.... joder”. Don Luis y Don Segundo, que ocupaban la primera fila iban muy tranquilos, era como si dijeran “esta no es nuestra jurisdicción”.
Por fin llegamos a Teruel, una ciudad pequeña. Vimos un par de iglesias, todas eran mudéjares, todavía sigo sin saber que es eso. Anduvimos por sus callejuelas empinadas, recuerdo muy bien la plaza del torito, fue muy divertida. Un torito de juguete en lo alto de un pedazo columna, resultaba gracioso. A las chicas lo que más les gusto fueron los Amantes de Teruel, (tonta ella y tonta él). Dos lapidas de mármol con la figura de unos amantes cogidos de la mano, creo.
Lo mejor vino al final de la jornada, los profes se fueron a comer y nos dejaron solos en un parque. Me acuerdo del parque como si lo viera, tenia una fuente grande en el centro, unas escalinatas y muchos arbustos, apenas tenia césped. Lo que más abundaba en el parque eran las palomas, después de darles la mitad del bocadillo comenzó la caza. Moya, creo que fue él y sino fue él le fallaría la puntería, mató una paloma y la gente que había por el parque comenzó a recriminarnos nuestro comportamiento. Ya vés, a unos de Madriz nos van a chulear. Por fín llegarón los profes se habían comido un cordero, tras una regañina, nos fuimos de aquella ciudad antes de que nos echaran. El viaje de vuelta fue más tranquilo, estábamos cansados, éramos niños.

ESPERAMOS VUESTRAS COLABORACIONES.

Reunión 2012 (30 años)